En LMD nos acercamos en esta ocasión al pueblo albaceteño de Riópar y su parque natural Calares del Mundo y de la Sima para ofreceros al quien no lo conozca, un paseo fotográfico entre sus monumentos naturales, el nacimiento del río Mundo, afluente del Segura. El río nace de una manera espectacular en la llamada cueva de los Chorros del río Mundo en presencia de muchos testigos, senderistas y excursionistas para asistir a los primeros pasos de un recién nacido entre cascadas impresionantes.

La espectacularidad de las cascadas, eso sí, depende de la época del año, el llamado "reventón" se produjo este año en el mes de Marzo y cuando fue visitado por LMD, más que cascadas, sí que eran chorros. La vista es sobrecogedora en la época del reventón, cuando el potente caño de agua cae desde una altura de 80 metros sobre la roca viva del valle.








La cueva de los Chorros donde nace el río Mundo forma parte de un conjunto de unos 40 km. de galerías kársticas que recogen el agua filtrada por la montaña Calar del Mundo. En su interior hay lagos, cascadas y grutas accesibles sólo a espeleólogos.

Aún así, a pesar de que a finales de Mayo, el caudal no sea el más espectacular, merece mucho la pena acercarse por el Parque Natural para disfrutar de sus paisajes y poder comprobar in situ que el mito de las áridas llanuras manchegas, pues es eso: una patraña para los que no se han molestado en mirarse un mapa.


El pueblo de Riópar, no cuenta con demasiado interés, más allá de sus económicos y espectaculares asadores de leña y con el Museo de las Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz. Instalado en las antiguas fábricas de bronce y latón, fundadas en 1773 por el ingeniero austriaco Juan Jorge Graubner, fueron las primeras creadas en Europa y cerradas definitivamente en 1996. De aquel ambicioso proyecto, que no sólo supuso la creación de una fábrica sino el levantamiento de un pueblo entero, han quedado piezas de artesanía en bronce consideradas entre las mejores del mundo.











Donde si tenemos que acercarnos es a la pequeña villa de Riópar Viejo, enclavada en lo alto de un monte, fundada en la edad de Bronce, estuvo habitada densamente hasta 1772, hasta que se fundaron las fábricas de bronce y la población se marchó al nuevo núcleo de Riópar. Su último habitante murió en 1999, aunque actualmente la pedanía está cuidadosamente restaurada y atestada de casas rurales, incluso tiene un restaurante. Así que olvidaros de encontraros un pueblo fantasma como podría ser Plágaro (Burgos)...por poner un ejemplo.








De todas maneras, Riópar Viejo, conserva mucho su encanto, entre su espectacular naturaleza, especialmente este año de lluvias,  y los escasos restos del que antaño fuera su histórico Castillo-Fortaleza de origen musulmán, su viejo cementerio, su iglesia del Espíritu Santo del siglo XV y su curiosa fuente escalonada que tanto me recordó a "El laberinto del Fauno".











Y así, contemplando las vistas de la Sierra de Segura y Alcaraz y paseando por senderos entre bosques de pino negro, les hago un "fuck you" a todos esos que piensan en la "La Mancha árida y llana".

En 1833, en las bellas colinas de Worcester, si inauguró el Bloomingdale Asylum, el primer psiquiátrico de Massachusetts. A mediados del siglo XIX, el hacinamiento en el que vivían los enfermos mentales obligó a construir un hospital de mayor tamaño en la misma zona: el Worcester State Hospital. 




La construcción de este nuevo hospital se inició en 1870 y terminó siete años después. Fue diseñado por el arquitecto George Dutton Rand, siguiendo el Plan Kirkbride. 

Thomas Kirkbride, fue uno de los artífices de este hospital y defensor del llamado “Tratamiento moral”. Según esta filosofía, la salud mental de los dementes mejoraba utilizando con ellos un trato humano e internándolos en lugares soleados y confortables. Kirkbride consideraba que las instalaciones en las que viviesen los enfermos ejercían un efecto curativo y, por tanto, las habitaciones debían ser amplias, luminosas, bien ventiladas y decoradas con buen gusto. La belleza de los edificios y el respeto hacia los pacientes permitirían que éstos se recuperasen y pudieran volver a integrarse en la sociedad. 






En un principio, el Worcester State Hospital, cumplió los requisitos requeridos para conseguir el bienestar que Kirkbride quería proporcionar a los enfermos mentales. Incluso, llegó a gozar de gran prestigio y popularidad. Como nota curiosa, podemos resaltar que este psiquiátrico fue visitado por Sigmund Freud en 1909, durante su viaje a América. 

Sin embargo, a medida que aumentaba el número de pacientes, se fue deteriorando la calidad de vida de éstos. Además, como en tantos otros psiquiátricos, en el Worcester State Hospital se introdujeron todo tipo de terapias de choque, como la lobotomía, el electroshock o el coma insulínico . 






Sabemos, por ejemplo, que en este psiquiátrico se practicaron lobotomías a numerosos pacientes. En un estudio de 1949, dos terapeutas del Worcester State Hospital hacían referencia a los resultados clínicos de la lobotomía prefrontal en 100 casos de esquizofrenia. 



Fotografías: kingstonlounge.blogspot.com.

Posiblemente, a estas alturas de la película , muchos de vosotros conoceréis la filmografía de Jim Jarmusch y llegareis a la conclusión sin temor a equivocaros de que el director estadounidense es un puto flipado petulante, como viene siendo habitual en este tipo de autores del llamado cine independiente norteamericano.

 Lo cierto es que tampoco haya visto muchas películas de Jarmusch, si tengo que quedarme con una película suya, optaría por Ghost dog, el camino del Samurai (1999) protagonizada por Forest Whitaker, con la que guarda alguna similitud con la película que nos toca hablar en esta ocasión. Paterson nos narra cronológicamente una semana de la vida cotidiana de un conductor de autobuses en una pequeña ciudad de Nueva Jersey (Paterson) y da la casualidad de que él también se llama así.



 Cada día, Paterson (Adam Driver) sigue una simple rutina: conduce su ruta diaria, observando la ciudad que se desplaza a través de su parabrisas y oyendo fragmentos de conversaciones a su alrededor; escribe poesía en un cuaderno; pasea a su perro (el personaje más interesante de la película); para en un bar y bebe exactamente una cerveza. Va a casa con su esposa, Laura (interpretada por Golshifteh Farahani). Por el contrario, el mundo de Laura siempre está cambiando. Tienes nuevos sueños casi a diario, todos proyectos diferentes e inspirados. Es una persona voluble y algo infantiloide. Paterson ama a Laura y ella lo ama a él. Él apoya sus nuevas ambiciones; ella premia su secreto don para la poesía.

Y básicamente, la película es así, no ocurre nada más, si el bueno de Jim quería mostrarnos un fiel retrato de la rutina, ha acertado plenamente. La película discurre como es la vida en su mayor parte, tediosa y cotidiana.

"Paterson, es otra película más de cine independiente donde el autor se posiciona claramente con esos aires de superioridad moral por encima de su público."

El tema central de esta película aclamada por la crítica (la misma clase de flipados que Jim Jarmusch) como una de las mejores películas del 2017 es sobre buscar la poesía en lo cotidiano, en como en cada uno de nosotros puede haber un creador con ínfulas artísticas (Escribe poemas hablando de cerillas y cascadas), no seré yo (gran desconocedor de poesía, ni me gusta ni la comprendo) quien juzgue el proceso creativo de un presunto escritor que para ser justos peca de humilde y no quiere enseñar sus textos al mundo.

De todas maneras, no me atrevería a juzgar este film como una mala película, ni mucho menos ¿Qué clase de saco de patatas carente de sensibilidad sería yo? Vale Jim Jarmusch, he captado tu mensaje y lo que querías mostrarnos, pero lo que no puedo tolerar es que me aburras durante dos horas de metraje, que efectivamente, parece que se hacen como una semana de tiempo real.

Si querías enseñarme los ensamblajes del proceso creativo de un escritor, al menos tienes que entretenerme como en la película francesa: En la casa (Francois Ozon, 2012). Al menos tengo que agradecerte Jim Jarmusch que ver tú película me ha animado a escribir.

En definitiva, Paterson, es otra película más de cine independiente donde el autor se posiciona claramente con esos aires de superioridad moral por encima de su público.

El perro del protagonista, vencido por el tedio