Todo viaje tiene esa parte de la ruta que nos acaba pareciendo un tanto decepcionante, la pequeña ciudad de Haapsalu, iba a ser ese pequeño punto negro de nuestro circuito báltico. Podríamos decir que es un...MEH!
Esta localidad turística, popular entre el turisteo estonio, data del siglo XIII y se ubica en un pequeño saliente en una estrecha bahía. Las ruinas del castillo del Obispo se mantienen como el corazón de la población, pese a que gran parte de sus fortificaciones fueron desmanteladas en la época zarista.
A lo largo del siglo XIX, es cuando Haapsalu vive su mayor época de esplendor, convirtiéndose en un famoso centro de vacaciones gracias a los tratamientos con baños curativos y sus bonitas playas.
El mayor punto de interés de Haapsalu lo encontramos en su antigua estación, reconvertida en el Museo Estonio del Ferrocarril. Su andén ferroviario de 216 m. es un monumento a la época en que la realeza y la alta sociedad rusas acudían cada verano a esta ciudad. Se construyó en 1904 para recibir al zar Nicolás II y su séquito y el ornamentado baldaquín fue diseñado para protegerlo de las inclemencias del tiempo, la estación se cerró en 1995, para posteriormente convertirse en un Museo al aire libre, con sus correspondientes trenes que datan de finales del XIX y principios del XX.
El Paseo marítimo Paralepa, al oeste de la estación es otro bonito legado del apogeo imperial de la ciudad de Haapsalu discurre desde la playa África, psando por el Kuursaal (hoy reconvertido en taberna) y llega hasta el Museo de los Suecos de la Costa, dedicado a esta comunidad, donde tenía su barrio en esta zona. (Fotos realizadas con el telf. móvil)
Finalmente, lo que más nos atrajo de la estancia sabatina en Haapsalu, fue fruto de la pura casualidad, justo en esos días se celebraba el Nostalgia Days. Un festival que como su propio nombre indica nos retrotrae a la nostalgia del pasado, aquella época comunista, cuando Estonia pertenecía a la extinguida Unión Soviética. El Festival es un compendio de conciertos al aire libre, puestos de comida, mercadillos callejeros nostálgicos, gente disfrazada con ropa vintage que parecía salida de la serie "Chernobyl" y muchos vehículos de fabricación soviética. Un pequeño regalo inesperado que por lo menos dio una nota de color a una gris ciudad de Haapsalu.
Si alguna vez andais por Estonia, y Haapsalu les pilla de camino hacia otro punto, merece la pena parar un rato, pero jamás para pernoctar. Nuestra siguiente parada nos lleva de nuevo a un Parque Nacional, pero ya en Letonia.