Supongo que muchos de vosotros recordareis la película Leyenda Urbana (1998) una cinta de asesinos en serie bastante resultona, que seguía la senda del revival noventero de los slashers tipo Scream o Sé lo que hicisteis el último verano.
En el año 2000 con la secuela, Leyenda Urbana 2 ya pudimos comprobar que no había relación alguna con el film de 1998, más allá de narrar la historia de otro asesino que atacaba a una serie de estudiantes de cine a través de los mitos urbanos...Hasta que en el tramo final nos colaban un absurdo cameo especial de la asesina de la primera película.
Pero en la tercera entrega dirigida por Mary Lambert (Cementerio viviente) ahí si que no encontramos nada de todo lo anterior. Hay un grupo de chicas adolescentes que tienen la brillante idea de jugar al juego de invocar en el espejo al espíritu de Bloody Mary, y así, en un alarde de originalidad clásica de este tipo de género, empiezan a morir una tras otra. Tenemos como actriz principal a una casi primeriza Kate Mara, tenemos un fantasma, una explicación sobre la leyenda que nos remonta a los años 60 y varias muertes sobrenaturales, pero nada más que siga la estela de Leyenda Urbana, tan solo es un burdo intento más de seguir estirando el chicle de una película que en su original, al menos entretenía.
La única explicación es que la película habla de una leyenda urbana, la de Bloody Mary, que ya ha sido tratada en tropocientos films. Entre ellos, Candyman.