Hasta el nabo de Russian Red

marzo 23, 2009

Buenaaas, hoy os adjunto un artículo reciente del columnista Quico Alcedo en su blog Rock&blog, con el que me solidarizo con su opinión haciendo referencia a la útima cantautora de moda, Russian Red.
En realidad no es una crítica a la cantante "de moda" sino a los tejemanejes de la industria musical en sí.

Así me hallo. Hasta los huevos de Russian Red. De sus gorgoritos de ruiseñor, sus caritas de ángel, sus vestidos a lo Judy Garland y su pretendida intensidad posadolescente. Y no exactamente por su culpa. Imagino que la culpa es mía.

La primera noticia sobre esta niña la tuve a través de un fotógrafo del periódico. Un señor de cincuentaytantos que, dicho con ligereza, es un genial enfermo musical. Me dijo: "Tío, ayer vi a una niña que canta mejor que Joni Mitchell".

Luego, la tal Joni Mitchell empezó a asomar la patita aquí y allá. La escuché y me dije: "Coño, vaya voz", pero las canciones me eran como facilonas, un poco tópicas. No me bajé el disco, pero lo toleraba allí donde sonase: el clima es agradable.

En pocos meses, la niña, ya un poco redicha, pasó a convertirse en fenómeno. Me dije: caramba, qué bien, una tía que canta de verdad y tiene éxito: aún hay esperanza en este mundo. Si llega a cantar en castellano y a decir algo mínimamente comprensible ya sería la hostia, pensaba yo. Pero vamos, que molaba su éxito.



Pero después, querida Russian, tú que apareciste tan fresca, comenzaste a OLER. Pongo la tele y apareces. Pongo la radio, y ahí estás hablando de no sé qué pollas. Voy al videoclub a buscar una peli no indie, y tú de fondo. Abro la nevera y AHÍ ESTÁS ACURRUCADA con esa guitarra que es más grande que tú.

¿Qué tienes contra mí? ¿Es que no puedes dejarme vivir en paz? ¿NO VOY A PODER VIVIR TRANQUILO?

Porque, ahora que te he escuchado bien PORQUE TÚ TE HAS EMPEÑADO EN QUE ASÍ FUERA, he descubierto que no me gustas en absoluto. Que me pareces la típica escolar repipi que escupe la lección como un lorito amaestrado: un mimético mono de repetición. Que tus letras, escritas además en wachi wachi, son infantiles. Que esas repelentes caritas que pones al cantar me generan unas ganas de potar que ni Leonor Watling.

Que ese rollo de Marisol indie, si llegó a tener gracia, ya no. Que esa movida ninfulesca y lolítica que llevas podrá interesar a algunas ingles, mas no a la mía. Que reconozco, puestos a reconocer algo, que vistes bien. Pero que tus canciones, ya escuchadas tranquilamente, son más simples y obvias que el mecanismo de un chupete.

Y que les sobra, para que me entiendas, plastidecor rosa. Y algún sentimiento de segunda mano.

Así que coge el estuche y las libretas y deja de darme la plasta.

Bueno, y ahora que se ha ido tengo que decir que, con la mierda de música que se vende en España, encantado de que esta chica venda kilotes y kilotes de discos, o entradas de conciertos o blusas o lo que sea. Pero no a mí, por favor.


(Quico Salcedo: Bloguero y periodista de elmundo.es)

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