ARQUITECTURAS OLVIDADAS: COLONIA DE SANTA EULALIA

enero 18, 2018

De la ciudad al campo. Una sociedad basada en la comunidad de bienes, en el trabajo obligatorio para todos y en la igual distribución de los productos. Un lugar ideal, alternativo, que no existía pero que debía existir, como ya imaginó siglos atrás el ilustre pensador Tomás Moro. Una quimera que hoy, pese a la crisis mundial que viene azotando al capitalismo, se antoja improbable a todas luces. 

Inspirada bajo estas premisas, a finales del siglo XIX, se levantó en una pedanía situada entre las localidades alicantinas de Sax y Villena la Colonia de Santa Eulalia, uno de los mayores ejemplos prácticos de lo que se llamó el socialismo utópico en España, una arcadia rural de dos centenares de campesinos y obreros que llegó a ser casi autosuficiente en tiempos emergentes del capitalismo en casi toda Europa. Un paradigma excepcional de poblado agrícola de nueva creación. Hoy languidece abandonada viendo pasar el tiempo entre escombros y maleza. Esperando ser rescatada.


Levantada por Antonio de Padua Saavedra, conde de Alcudia y Gestalgar gracias a la Ley de colonias agrícolas de 1868, esta comunidad ideal y equitativa alejada de la civilización urbana se organizó como una pequeña comuna dotada de calles y plazas, teatro, economato, fábrica de harinas, de alcohol, correos, jardines, almacenes, escuela, estación de ferrocarril, casino y hasta un palacio. Las excavaciones realizadas para levantar todo el poblado permitieron descubrir un cementerio de la época musulmana.
Su finalidad era controlar todos los procesos de producción y convertirse en una colonia agrícola de primera clase para cultivar, recolectar y elaborar productos agrícolas como vino, aceite o harinas, como así se declaró en 1887. Pero su promotor, un aristócrata aburguesado con pretensiones paternalistas, se situaba en las antípodas ideológicas del socialismo utópico.

A lo largo y ancho de las 138 hectáreas que ocupaba, la Colonia Santa Eulalia, de estilo modernista y una belleza arquitectónica poco habitual en este tipo de conjuntos rurales, tuvo un carácter único dentro del panorama rural de la España de la época. Además, se convirtió en un enclave estratégico al estar localizada en una zona de paso obligado del tráfico de mercancías entre Madrid y Levante. Cada uno de los convoyes que venían de la capital se detenían en el apeadero de tren de la colonia.
Todas las dependencias administrativas se organizaban en torno a la plaza central de la colonia, donde se erigía la iglesia. La organización en Santa Eulalia hacía que el poder religioso se situara por encima del poder político. Los trabajadores, cuya calidad de vida había mejorado, siempre se encontraban bajo la atenta mirada y/o presencia simbólica del patrón, del propietario, del noble, de la religión, en definitiva.


La época de esplendor de la colonia duró hasta 1925. El desarrollo industrial de comarcas cercanas como Alcoy y Elda, que motivó en los años sesenta la emigración de muchos de los vecinos, supuso el fin de la existencia de este experimento utópico que funcionó más de tres décadas. Todo un logro. El fracaso, entonces, quizás radique en la falta de previsión, en el error en la prospectiva, en la poca flexibilidad de la propuesta, de adaptabilidad al cambio.
La pedanía en la que se localiza la colonia depende admnistrativamente de Sax y de Villena, pero la realidad es que ninguno de los dos municipios se ocupa de ella. La Colonia de Santa Eulalia fue uno de los mejores ejemplos de las muchas de las colonias agrícolas, industriales o mineras que se repartieron por el territorio nacional a finales del siglo XIX.
Texto íntegro: Lugares con historia.com
Fotografías: El País

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