Las series británicas, están ahí entre nosotros, llevan tiempo habitando en nuestro imaginario colectivo, a veces no nos damos cuenta de su presencia, pero están ahí, alejadas del agotador modelo americano donde cada temporada se compone entre los 13  y 23 episodios.

Quizás (y perdonen la autocita y el postureo) llevemos años mirando en la dirección equivocada, si nos damos la vuelta y miramos en dirección al norte, nos toparemos de lleno con la consolidada industria de series británicas, gran calidad, sólidos guiones, excelentes actores y un formato más comprimido de capítulos.

Estos son tres claros ejemplos de tres miniseries británicas que no debeis perderos:

Sam Pinkett (Mathew Baynton) y Phil Bourne (James Corden) son dos compañeros de trabajo de la oficina del consejo de Berkshire que de pronto entran en un red de delincuencia, conspiración y corrupción después de que Sam conteste a un teléfono que suena en el lugar donde ha tenido lugar un accidente de coche.

Excelente miniserie sobre como dos tipos normales se meten casi sin quererlo en una trama criminal, teñida con altas dosis de humor.