Museo Rodin

The eye of the tiger

Rocky everywhere

City Hall

Hacia el oeste de Philadelphia me dirigía sin hacer mucho caso a la policía cuando me topé con con el City Hall.

El Ayuntamiento de Philadelphia está en el centro de la ciudad. Es un edificio imponente y su torre del reloj es famosa por tener 8 metros de diámetro. El edificio está coronado por una enorme estatua de bronce que representa al fundador de la ciudad, William Penn, y tiene un mirador justo debajo.


Ya sólo me quedaba rematar la faena y dirigirme hacia el Benjamin Franklin Parkway, una Avenida plagada de zonas verdes, suntuosas fuentes, Bibliotecas públicas y Museos.

Mi destino final era llegar al Philadelphia Museum of Art y rememorar la famosa escena
de la película Rocky.






La famosa escena en cuestión es de sobra conocida, cuando Rocky sube la escalinata del recinto corriendo y la corona alzando triunfalmente sus brazos, ante él, una majestuosa vista de la ciudad de Philadelphia.

Y tras hacer unas cuantas fotos de rigor por la zona, me dirigí hacia la 30th, Station  y emprender nuestro regreso de vuelta a la apacible Greenbelt.

Nos despedimos así de nuestra estancia en el cinturón verde de Washington, cenando con Jose y Patri, valenciano él, jienense ella, dos brillantes biotecnólogos que han tenido que huir de la podredumbre intelectual y científica que está fomentando el clasista retrógrado de Wert y demás camarilla.

Sin duda, un ejemplo más de la fuga de cerebros, del que se aprovechan el Gobierno de EE.UU. Pero eso es harina de otro costal.



Empezaba así una nueva etapa en nuestra aventura americana: Al día siguiente pillábamos un vuelo interno desde Baltimore hacía Nashville, haciendo escala en Atlanta.


Iniciamos así el "Road Trip del sonido sureño". Así como muy peliculero todo...

Siguiente parada entonces: ¡Nashville!