La moda de odiar a los niños ricos de Instagram
noviembre 06, 2012Mis American Express. #amex #centurion #platinum #gold (@dgdsn) |
Un bebé tiene la mirada clavada en su portátil mientras viaja en su jet privado. Un joven vacía una botella de Dom Pérignon sobre un lago. Otro saluda con uno de esos dedos gigantes de gomaespuma desde el asiento de atrás de un Ferrari. Otro se baña con una botella enorme de champán Doët en la mano y una American Express dorada en la boca. Y millones y millones de cibernautas observándolos atónitos, a caballo entre la indignación y la fascinación.
LA ✈ NY (@tiffanytrump) |
Son los Rich Kids of Instagram (Niños ricos de Instagram), protagonistas de un blog que ha resultado ser uno de los fenómenos más impredecibles del año: una recopilación de las imágenes que publican jóvenes adinerados en Instagram para presumir descaradamente de los excesos de sus vidas de indolente opulencia. Hay algún Trump, Hilton y algún que otro ilustre apellido del pijerío dinástico estadunidense, pero la mayoría son desconocidos y, como promete el blog, "tienen más dinero que tú y esto es lo que hacen" (es decir, llenar armarios con ropa de diseño, recibir coches de lujo por su cumpleaños y hacerlo todo con -y a- una interminable serie de botellas de champán). Como buenos ricos, son tan fáciles de odiar como de admirar. Y, a juzgar por el desorbitado número de visitas que recibe el blog, a eso se ha dedicado tanta gente en Estados Unidos queRich Kids of Instagram ha aparecido en una cuarentena de artículos, del New York Times al Washington Post o la CNN.
El grupo de personas anónimas que creó el blog el 13 de julio lo hizo gracias a unas copas de vino de más y una búsqueda de las fotos en Instagram etiquetadas como #riqueza o #mansión o #yate. Al poco, ya no hizo falta ni que buscaran: la gente empezó a etiquetar sus horteradas como #rkoi (siglas de Rich kids of Instagram) de forma más o menos descarada y masiva con la esperanza de acabar en la web de moda al que todo el mundo estaba acudiendo para detestar, ese placer tan de Internet.
El blanco es un porcentaje en boga: el famoso 1% de la población estadounidense que controla el 90% de la riqueza del país. Pero por mucho que Internet sea históricamente cosa del otro 99%, ahora -con la economía estadounidense recuperándose pero no recuperada- más que nunca, no hay mayor ejercicio de escapismo que comprobar de forma vicaria cuán buena puede ser la buena vida que los trabajadores medios nunca tendrán. Rich kids of Instagram facilita el odiar a las grandes fortunas tanto como facilita anhelarlas.
RKOI, como es más conocido el invento, se aprovecha de que las imágenes de Instagram se consideran públicas y pueden reproducirse en cualquier parte. No siempre para mejor. Muchos de los incautos potentados, convertidos en icono público de la ostentación más extravagante, se han visto perjudicados por su repentina fama. Alexandra Dell, hija del dueño de Dell, por ejemplo, descubrió por las malas que sus tuits y fotos estaban dejando rastro de sus viajes, algo valiosísimo para secuestradores o ladrones que podrían burlar la seguridad por la que su padre, Michael, paga 2,7 millones de dólares al año.
Recibo de 100.000 dólares #nikkibeach #sainttropez (@nazam_nazou) |
Anabel Schwartz, de 19 años, publicó una foto con unos amigos a punto de montar en un helicóptero privado y las críticas le persiguieron hasta Saint-Tropez (Marsella, Francia), donde estaba de vacaciones con sus amigos y la tarjeta de crédito de su padre. Desde allí pidió que el blog se retirara para que le dejaran vivir su vida sin avergonzarse.
Tom Ierna, bloguero, niño bien, autoproclamado empresario a sus 19 años y presencia habitual en RKOI, también lamenta su presencia en la web. Hablando con CNN se barruntaba que su brillante futuro como propietario de varias discotecas de supuesto alto nivel por todo Estados Unidos se había visto ligeramente comprometido.
A todos estos chavales les une algo más que su presencia en el blog de moda este año: Hollywood ya se ha puesto en contacto con ellos. Se sospecha, a juzgar por el éxito de estos niños ricos de Instagram que hoy son celebridades por odiar, que podrían dar para un buen reality más pronto que tarde. Según la agente de casting Lexi Shoemaker, muchos ya le han dicho que sí. Un cheque mediante, por supuesto.
Tom C. Avendaño (Tuitología)
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