La primera entrega de Jurassic Park, excelentemente dirigida por Steven Spielberg, es en mi opinión, una de las películas comerciales más entretenidas de la década de los noventa. Una idea excelente, atrayente, bien interpretada, con un guión sólido y escenas llenas de tensión. 

En la segunda parte llamada "El Mundo perdido: Jurassic Park" nos quedamos con uno solo de los personajes de la primera (el teórico del caos interpretado por Jeff Goldblum, que como secundario daba muy buenas réplicas, pero que bajo ningún concepto sirve como protagonista) y añadimos un final con un Tyrannosurus rex en medio de la ciudad al más puro estilo Godzilla. Como escena descacharrante del film, podemos ver como una niña gimnasta de poco más de diez años tumba a un velociraptor de una patada tras girar en una barra fija. 




En la tercera película "Jurassic Park III" vuelven a solicitar los servicios de Sam Neill en lo que parece que nos encontramos con una copia barata de "Depredador" también a unos velociraptores parlantes en una isla-reserva de dinosaurios. Los velociraptores eran las criaturas más temibles de la primera entrega, no hacía falta deteriorar su imagen de esta manera.



Afortunadamente, en 2015, la saga jurásica, retomó un poco el rumbo con la película "Jurassic World" con un convincente Chris Pratt como protagonista.