EVIL DEAD: ARTESANÍA DEL TERROR

abril 14, 2013

Después de 32 años, llegó a las pantallas, el remake del film de culto: Evil Dead. Muchos de los fans de la película original de Sam Raimi se mostraron tremendamente escépticos y el resto nos debatíamos entre la esperanza y el miedo y a nuevamente ser decepcionados. 

Porque uno, que está curtido en mil batallas, ya no se fía de los buenos trailers si quiera. Y el de Evil Dead era muy bueno, jodidamente espectacular. Y excesivamente explícito, porque muestra demasiado; pero eso es arena de otro costal...

Sin embargo, de manera objetiva, sin entrar a valorar la película como remake/reboot, uno debe admitir que estamos ante uno de los filmes de terror más valientes de los últimos años. De hecho, pienso que lo de Fede Álvarez con ésta película es el mejor debut cinematográfico de un director de cine de terror. 


La principal razón es utilizar de nuevo la forma más artesanal de hacer esta clase de cine, volver a los efectos especiales más clásicos, el maquillaje, el látex, litros de sangre y huyendo totalmente de los efectos creados por ordenador.


La puesta en escena, el ritmo, el uso del suspense y la tensión, la BSO, la fotografía... Casi todo es realmente notable en ésta película, el guión es flojo y previsible, pero no pagué una entrada para escuchar disertaciones profundas, el cásting, en general muy motivado y acertado en sus respectivos personajes. Cierto es que Shiloh Fernández podría haber dado mucho más de si. Pero tenemos a Jane Levy haciendo un interesante papel lleno de matices.





Además la película no tiene prejuicios a la hora de mostrar gore. Es cierto que la han vendido como ultra-sangrienta y seguro que todos hemos visto películas con mayor cantidad de casquería. Sin embargo no se le puede quitar el mérito de que siendo un producto comercial hayan tenido la osadía de mostrar desmembramientos varios y todo un recital de violencia gráfica aderezada con litros de sangre falsa.



No es la película más terrorífica del mundo ni tampoco la más gore, pero desde luego que no se queda corta. Hay que agradecer que haya querido alejarse tanto de su predecesora a la vez que está tan cerca. Mientras que la de 1981 tiraba de humor para combatir el exceso de gore, aquí apenas hay unos ligeros toques cómicos. Es una película con una inquietante atmósfera de mal rollo, sobresaltos y sustos, poseídos auto mutilándose, un ambiente opresivo y un director novel con mucho talento. Los fans del terror necesitábamos ésta película, ojalá abra la veda y nos vengan más productos así de bien hechos y que supuran respeto por el género. 




Puntuación: 



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