Un buen día, un chaval pringadillo en el sentido estándar del término, decide que ya está harto de que le ostien la cara y le roben dinero y móvil cada dos por tres. Su vida de chaval impopular, friki de los cómics, videojuegos y pajillero compulsivo, quedará a un lado. Ha decidido ser superhéroe, se compra un traje carnavalesco en el Ebay, se hace un perfil en el Facebook y ya tenemos un nuevo superhéroe en la ciudad....

Si tuviera que definir la película Kick-Ass (Mathew Vaughan, 2010) sería con la definición de cine homenaje-friki.

Porque más que encontrarnos ante una parodia del género de superhéroes, nos encontramos con una película que guiña el ojo al denostado rol del Friki.

Kick-Ass ha supuesto una grata sorpresa, una de esas películas que uno siempre anda buscando y cuesta encontrar. Cuenta con un guión brillante, donde destila sarcasmo e ironía por los cuatro costados, con un humor sutil que, a su vez, incluye más de un guiño cinéfilo (a superhéroes y no tan superhéroes) y una dirección que plagia-homenajea al mejor cine de Sergio Leone, John Woo y Quentin Tarantino, en especial, por su comodidad con la violencia, la cual es retratada, a su vez, casi siempre acompañada de una banda sonora a juego con la escena.

Ya tenemos otra adaptación al cine de un cómic de culto, que pase el siguiente.