FOTÓGRAFOS: JONATHAN VAN SMIT

noviembre 25, 2019


Jonathan van Smit es un fotógrafo neozelandés (nacido en Wellington, Nueva Zelanda, vive en Hong Kong) que captura escenarios sucios, oscuros y sórdidos. El fuerte contraste y el gran angular convierten estas escenas tristes en intensos dramas, en esbozos de historias que la imaginación pueda completar sin esfuerzo.


Jonathan van Smit es un autodidacta cuya pasión por la fotografía se despertó en la adolescencia, pero no es hasta la llegada del digital cuando se convirtió en obsesión. Pero no podía hacer mucha fotografía callejera en Nueva Zelanda, ya que vivía al lado de una playa y simplemente no había ni muchas calles ni mucha gente. Al mismo tiempo, tuvo la oportunidad de hacer viajes de negocios regulares a China desde 2003, y le encantaba poder tomarse unos días de descanso después de cada viaje para hacer fotos. Aburrido con la vida corporativa, renunció a su trabajo a finales de 2007 con la idea de encontrar un trabajo en China para poder tener acceso a un entorno más interesante fotográficamente hablando. Tuvo la suerte de conseguir un trabajo autónomo en Hong Kong, donde trabaja y vive desde 2008.




Durante el día, trabaja como asesor de inversiones, así que la mayor parte de su trabajo está realizado por la noche, ilustrando el terrorífico poder social que el capitalismo tiene sobre las multitudes que viven en las sombras de las bellas y familiares torres de Hong Kong, tocando temas que van desde la pobreza y las condiciones marginales de la vivienda hasta el consumo de drogas y el sexo, creando un cuerpo de trabajo que ha sido descrito como "crudo, a veces sorprendentemente, pero nunca sensacionalista. Y lleno de aburrimiento, tristeza, soledad y abandono".

Sus proyectos principales son City of Dreams, Real Lives A Song of Unending Sorrow, que se refieren a la marginación,  Love in Kowloon, que trata sobre el sexo, y Looking for Miss Wongtitulado así por la pintura de Vladimir Tretchikoff, pero que trata sobre el Hong Kong que podría haber existido hace algunos años. También le gustaría hacer más trabajo sobre el mundo de las drogas.




Le gustan las distancias cortas así que usa objetivos de 15mm y 21mm mayormente. El momento real de tomar la foto es muy importante para él, porque la gente puede moverse bastante en un segundo o dos y rara vez es suficiente tiempo para componer y enfocar, así que ha aprendido a estimar todo eso a la carrera y puede cambiar la velocidad de obturación o la apertura sin mirar hacia la cámara.


Disfruta deambulando por ahí explorando sin rumbo y de manera desordenada. Tiende a caminar por calles y callejones, y a veces por los edificios sin permiso, atraído por el lado oscuro de la vida, visualmente más atractivo. Sus fotos no son  documentales, sino el resultado de su propia curiosidad, de su interés por cómo otros viven sus vidas. La ciudad que  retrata está muy alejada de la vanguardia tecnológica, de los rascacielos y la superpoblación. Fotógrafo compulsivo, en sus fines de semana camina durante quince horas o más en busca de las imágenes que le obsesionan. Con su Leica en mano patea los bajos fondos de Kowloon donde parece que la ciudad hubiese perdido el color y su elegancia, como si todo se hubiese teñido de negro y gris oscuro. 

Fuentes: Japan Camera Hunter, Cada día un fotógrafo.

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