No todos los días se ven lugares que sean Patrimonio de la Humanidad, y mucho menos aún ver dos: Nuestra ruta continúa hacia Burgos capital, que nos recibe gélida y grisácea, tal vez elegimos un mal fin de semana para visitar estas frías tierras, muy habitual por estos lares, aunque sea verano, según nos contó un taxista.

Capilla de Santa Tecla

 A pesar de la climatología adversa, la visita a la Catedral de Burgos se antojaba imprescindible, La catedral burgalesa fue declarada Monumento Nacional en 1885 y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984. Es la única catedral española que tiene esta distinción de la Unesco de forma independiente, sin estar unida al centro histórico de una ciudad (como ocurre en los casos de Salamanca, Santiago de Compostela, Ávila, Córdoba, Toledo o Cuenca) o en compañía de otros edificios, como en Sevilla. Es además el templo católico de mayor rango en Castilla y León al tratarse del único templo que siendo catedral metropolitana es a la vez una basílica.

La Escalera Dorada: Para salvar el desnivel que existe entre la fachada Norte y Sur

Capilla Mayor: Donde permanecen enterrados El Cid y Doña Jimena

Coro

Vista de la catedral desde el Arco de Santa María

Monumento al pregrino en la Plaza Rey San Fernando

Monasterio de San Juan

La tarde-noche daba para poco más, un poco de tapeo por los bares del centro probando cojonudos y cojonudas y vuelta al hotel para iniciar la marcha al día siguiente hacía el norte de Burgos.