POSTCARDS FROM NEW ORLEANS (I)

agosto 07, 2013


Cruzamos el lago Ponchartrain sobre el segundo puente más largo del mundo (38 Km.) y nos topamos con la ciudad de Nueva Orleans, allí está ella, rodeada de pantanos y humedales, envuelta en una densa capa de humedad y calor, ciudad multicultural fundada en 1718, con influencias africanas, latinas, francesas y españolas. Tantas veces reflejada en el cine y la literatura, hogar de innumerables leyendas y cuentos de esclavos, músicos malditos, corsarios, fantasmas y magia negra

Intentaré no caer en los tópicos sobre la ciudad, aunque será inevitable, mi mirada es la de un simple turista que estuvo dos días. Todavía no lo había dicho por aquí, a mi familia y amigos ya les he cansineado mucho sobre el tema,  y ahora os toca a vosotros, llamadme flipado, porque lo soy. Nueva Orleans me pareció una ciudad fascinante, me atrapó irremediablemente, la que más disfruté y sufrí de mi ruta estadounidense.




La llaman NOLA y "The Big Easy", la frase en sí evoca un estilo de vida y un carácter ancestral del que se sienten orgullosas las gentes de Nueva Orleans, aquí el tiempo pasa más despacio, más relajado, esto es el Sur, aquí la forma de vivir está alejada del arquetipo americano, la vida y la muerte, la magia y la realidad conviven en armonía. (El 15% de la población aún sigue practicando ritos vudús)


Después de 8 años, y a pesar de que la ciudad todavía refleja claros indicios del devastador huracán (fruto también de su corrupta alcaldía), el Nueva Orleans post-Katrina, ha vuelto a resurgir de sus cenizas, está en permanente fase de reconstrucción, la ciudad ha perdido un tercio de su población, las tasas de pobreza son evidentes y los índices de criminalidad han aumentado por encima de la media nacional, pero NOLA  resiste por la personalidad fuerte e indómita de sus habitantes, está por encima de todo eso, NOLA mira optimista al futuro sabedora de tener un gran pasado.


El corazón de NOLA, sin duda alguna es su celebérrimo casco histórico, el French Quarter (Barrio francés) que curiosamente la mayoría de este barrio fué construido durante el mandato español, dejando una huella arquitectónica imborrable, en donde vivían los criollos franceses.




La mejor manera de recorrerse el tablero cuadriculado del French Quarter no es otra que dejarse llevar (soy un Iluminado), perderse por sus calles, admirar sus coloridas fachadas, sus balcones corridos de artesanal forja, decorados con plantas y flores, sus farolas de luz de gas que te hacen retroceder a tiempos pasados...no me cansaré de repetirlo, perderse por el Barrio Francés es una experiencia única e irrepetible, me pregunté muchas veces porqué este barrio no es Patrimonio de la Humanidad.






Y ahora viene la parte mala o menos buena, la esencia de NOLA se ha visto desvirtuada por el turismo de masas en busca de alcohol barato, drogas, sexo fácil y depravación variada. Nada que objetar, todo ser humano necesita eso de vez en cuando. 

La archiconocida Bourbon Street (en realidad se llama calle de Borbón) es una calle que nunca duerme, siempre ociosa y bulliciosa, tiene eso y mucho más, bares, más bares, clubes de Jazz orientados para el turismo, karaokes, locales de striptease, restaurantes de comida rápida, sex-shops, tiendas de souvenirs, de magia negra y vudú, gente borracha, drogada, prostitutas, vendedores de perritos, dealers, músicos callejeros, despedidas de solter@, univeritari@s en viaje de fin de curso...el caos absoluto, mi cerebro es incapaz de asimilar tanta información están sucediendo demasiadas cosas al mismo tiempo, bienvenidos al imperio de los sentidos, a un nuevo anillo en el Infierno de Dante. 




Este es uno de los muchos Nueva Orleans que reflejaba John Kennedy Toole en "La conjura de los necios", el Nueva Orleans que tanto odiaba Ignatius Reilly.

Bourbon Street es necesaria para la ciudad, pero una vez recorrida y asimilada toda  ella, se convierte en una más de las muchas que tenemos en la costa española. Lo mejor es olvidarse de ella.

Si uno se siente saturado de tanto festival de colores, sonidos y olores, basta con cruzar a una calle paralela y volvemos a una calma relativa, volvemos a la verdadera esencia de NOLA, volvemos a perdernos de noche por las calles del Barrio francés...


Aún tengo mucho que contaros, pero eso será la próxima semana, "The big easy" amigos...

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