De juicios y prejuicios

septiembre 05, 2012

No hay lunes que no me plantee establecer una rutina, y no hay martes en que no se haya desvanecido este planteamiento. Volví de mi estancia en Berlín, donde aprendí un montón de historia y de economía, para recalar en Toledo, por aquello de saludar a padres y perro, para ponerme de nuevo en carretera camino a Infantes, pues tocaba pisto anual, y tras unas horas de descanso (o algo, recuerden a mis infames vecinos) me he levantado de la cama no por rutina, si no para ir a un juicio.


¿Recuerdan el Samsung Galaxy que me fue substraído por dos individuos el mismo día en que firmaba mi preaviso de despido en la indeseable multinacional aquella? Pues esa era la razón de mi visita a los juzgados de la Pza. De Castilla.

Allí nos encontramos mi testiga y yo, que llevábamos unos días preguntándonos sí aparecerían "los malos", o sea; los jóvenes chandaleros que me robaron el móvil, los cuales habían sido identificados con mucha sagacidad en la comisaría donde cursamos la denuncia hace unos cuantos meses. ( y pensar que sólo acudí a la cita policial porque el agente que me asistió estaba como un queso....)

Lo cierto es que aunque no me preocupaba, las cosas judiciales me ponen nerviosa, y anduve rondando toda la noche como no cagarla en el juicio, no fuese que mi sagaz memoria se hubiese equivocado de malvado y fuesen a enchironar al malvado de otra persona. ( A ver, fuese quien fuese el "reconocido" si se encontraba en los archivos policiales de sello "Búlgaros", bueno no era....)

Pues en eso estaba yo, mientras caminaba por el pasillo hacia el juzgado que me tocó.

Antes de sentarme comprobé para mi canguelo que había jóvenes chandaleros en el corredor, y así fue como informe a mi testiga en nuestro saludo inicial. "Han venido los malos"

Nos sentamos a esperar, entre esposados, policías, letrados y señoras maduras chandaleras (sin duda ambas fallamos al escoger vaqueros y camiseta, Rosa).

Y allí nos pusimos al día de nuestras cosas, no sin dejar de escrutar con interés a aquel chandalero que nos miraba desafiante...

- Yo creo que ese es uno de los ladrones, porque cuando he llegado me ha visto y se ha puesto las gafas de sol para que no le reconociera. (Entiendan mi lógica: si me has robado el móvil hace seis meses, es de entender que antes de darlo de baja, te hayas hartado de visionar mis fotografías, por tanto me reconocerías a mí, a mi perro y hasta al primer alfajor que me comí en Argentina y que fotografié, sin duda...).

- Pues a mí me suena, no recuerdo yo el tatuaje que lleva en el cuello, pero me suena...

- Lo raro es que habla en español..... ¿¿Pero no era búlgaro???

-Pero acuérdate que mientras nos robaron no hablaban, y a saber esta gente desde cuando está en España....( todo esto mientras nuestro malvado articulaba un "ejjjj queeeee" que ni el mismísimo José Bono).

- Yo creo que es más bajito que él que nos robó.

-Pues cuando ha pasado por nuestro lado se ha tocado un huevo, como desafiante...(entiendan que somos señoritas y desconocemos las incomodidades de los varones con pantalón deportivo)

-Espero que no haya venido con toda la familia para liarla a la salida.

-No, mujer, eso es que los ha traído para tener una coartada, y que digan que estaba en casa mientras se producía  el robo...




Total que nuestras elucubraciones iban en aumento, y con ello mi nerviosismo, que ya me veía amaneciendo con la cabeza de Tequi sobre la almohada...Pero no nos llamaban.

Así que fui yo a enterarme, preguntando al simpático funcionario que casi manda a la mierda a la señora del chandal.

JUICIO SUSPENDIDO por denunciado ilocalizable

Y lo peor es que nuestro malvado, estaba allí con su familia, acompañando a su hermana que era la denunciante.

Esther Kitkate para LMD.

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