El ser humano es un animal de costumbres y termina cayendo en la más absoluta de la rutina, por eso, ultimamente nuestras salidas nocturnas por la noche madrileña acababan reduciéndose a los bares de siempre: Sesión futbolera en el Xucar, tapeo y cena en el asturiano de la calle Argumosa, el Travelling y posterior Candela.

Y así, Juanes y yo, cambiamos de aires este pasado Sábado hacia la zona de Tirso de Molina y Antón Martín...y la verdad es que no nos darán un Pulitzer o un Nobel a nuestra improvisación e innovación, pero no me negaran de que no es original ver un partido de fútbol Valencia - Barcelona en un restaurante argentino, con música en directo de fondo, ritmo de tangos argentinos, cumbias y son cubanos.



Para así posteriormente ir al bar más malasañero de Antón Martín, Mi madre era una groupie sugerente nombre para un bar con muy buena música, buen ambiente, cubatas baratos y juegos de la Mega Drive.

Y ya cambiando de tema, miro estupefacto desde mi puesto de trabajo como están fregando con las fregonas la acera de la calle del Reina Sofía, ante la inminente visita de la Carla Bruni y cía.

Ver para creer.