Depresión

octubre 06, 2007

El pueblo vasco, como el español o el belga, por poner tres ejemplos existen porque la vida es absurda. Si nuestro paso por la Tierra tuviera algún fin un poco consistente, ¿a quién se le iba a pasar por la cabeza dedicarse a ser un patriota gallego o catalán o sueco (en el caso de que exista esta última variedad, lo que me parecería inconcebible)? Lo dificil, en todo caso, es aguantar la vida a palo seco, sin la protección de una bandera y su correspondiente himno. De ahí que el mundo esté lleno de nacionalidades, algunas lo sificientemente excéntricas como para llenar el vacío de varias generaciones. De alguien que expirara gritando "¡Vivan los Vosgos!", se podría afirmar sin género de dudas que había gozado de una existencia plena. Además, le pondrían una calle.

Pero el nacionalismo no siempre basta para aliviar el vértigo de no saber quién eres, adónde vas o de dónde vienes. Hay patriotas franceses, alemanes o turcos profundamente insatisfechos de sí mismos. Por eso conviene redondear la identidad nacional con una religión. Ser, por ejemplo, profundamente inglés al tiempo que radicalmente protestante constituye un seguro de vida. No se sabe de ningún español católico, por poner otro caso, que haya sufrido una depresión profunda. Quizá una úlcera sí, pero la úlcera tiene mejor pronóstico que la depresión. Conocemos un sustituto de la religión y la patria, el bricolaje, que no hace daño a nadie y con el que lo único que se matan son las horas. Pero está poco implantado todavía.

El Gobierno, la oposición y los partidos periféricos compiten en los últimos días por ver a quién le gusta más España y su bandera, lo que parece que da votos (y sentido). Me gusta mucho España, repetía Zapatero no hace mucho en una emisora de radio. No habríamos reparado en ello de no ser porque lo afirmaba con tal pasión que daban ganas de decirle que Finlandia tampoco estaba mal. Y no está mal, pero si lo dices en una entrevista te corren a gorrazos. Es como si un arzobispo castrense de Zaragoza dijera que preferiría ser búlgaro y sintoísta, o egipcio y yoruba lo que, a poco que se considere, son combinacines tan viables o inviables como cualquier otra. Lo que hace falta es que todo esto sea para bien.

Juan José Millás (El País, 05/10/2007)



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7 Comments

  1. Este artículo de El País del otro día me pareció genial y no he podido evitar ponerlo en el blog.

    Saludos

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  2. Es que Juan José Millás por si solo es genial.


    Fran

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  3. Muy bueno ese toque sarcastico del Millás.

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  4. Ah, Fran, dime que programa es el mejor para pasar de power point a .avi

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  5. dicen que el mejor es el ppt2avi. Búscalo con el google. Pero es bastante vulgar.

    Y es que el PowerPoint está concebido para hacer presentaciones (más bien de tipo profesional) para verlas con su visor, en el ordenador. Si quieres hacer presentaciones con tus fotos, o videos, y ponerles pistas de audio, y luego pasarlas a CD o DVD, mejor que uses programas más específicos, como el Proshow Gold, o el Memories on TV.

    Hombre, en caso de apuro también puedes reproducirlo en pantalla y capturar en AVI lo que ahí aparece, por ejemplo con el Camtasia, el SnagIt o el AutoScreen Recorder. Son todos de pago, así que ya sabes

    aqui otro:
    http://powerpoint-ppt-to-avi-converter.archivospc.com/

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  6. Pues eso que pone el comentario anterior, no se de kien supongo que de Alberto.

    Fran

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